“El dolor más grande será no haber traído de vuelta a todos”: el emotivo recuerdo de un veterano de Malvinas
Ricardo Chiappa nació el 27 de junio de 1959 en un pequeño pueblo de la provincia de Corrientes. Con tan solo 15 años, abandonó su tierra natal y se trasladó a Buenos Aires para comenzar la escuela militar. Tras nueve años de preparación, una “alegría enorme” invadiría el cuerpo del “alvearense por adopción”, tras conocer que iría a pelear por la Patria. 42 años después, el veterano lucha por mantener vivo el recuerdo de aquellos que serán, hoy y siempre, los héroes de Malvinas.
5 de abril de 1982. En medio de lluvias y un intenso viento, pero con una convicción más fuerte que cualquier temor, el Cabo Primero llegaría a las Islas Malvinas junto a sus diez soldados a cargo, a tres días del inicio de la guerra.
“Estábamos en la Compañía de Comunicaciones 10 cuando nos informaron que partíamos a Malvinas. Gritábamos de alegría. Ir a pelear por la patria, qué suerte la nuestra“, comenzó relatando el correntino, actualmente instalado en General Alvear.
“Fue un camino pesado, pero cuando ya estábamos ahí no pensábamos en volver“, aseguró fehacientemente uno de los hombres a cargo de garantizar seguridad a la Compañía de Comunicaciones, evitando la destrucción de los equipos.
Ubicados en los pozos, el 1 de mayo comenzaron los bombardeos y, posteriormente, los combates que llevarían al fin de la guerra tras 74 días de lucha.
Lejos de aquel refrán que afirma que el tiempo todo lo cura, con los ojos llenos de lágrimas y una voz quebrada por los recuerdos, Chiappa rescata el valor de todos los soldados.
“Nadie sabe lo que es la muerte. Sin embargo, en esos momentos nadie tenía en su cabeza retirarse o correr. El dolor más grande será no haber traído de vuelta a todos“, expresó angustiado.
“Desmalvinización”
El 14 de junio de 1982 la guerra llegó a su fin y comenzó un proceso que buscó tapar las secuelas del conflicto. Tras presenciar combates cruentos, con 649 soldados argentinos muertos y miles de heridos, Ricardo Chiappa reconoce que el regreso fue el momento “más triste“.
“Nos metieron a un avión sin asientos hacia Campo de Mayo. Luego, en un micro con las ventanas tapadas con diario, volvimos al cuartel que teníamos en Palermo. Nadie nos recibió con desfiles, moviendo banderas o con aplausos. Fue todo muy triste. No éramos asesinos, éramos soldados“, recordó.
Y agregó: “Las madres se trepaban al micro para ver si sus hijos estaban allí. Necesitaban saber si habían vuelto del combate con vida“.
Soldados regresando de Malvinas. |
El veterano, que hoy tiene 64 años, enfatizó en aquel dolor generado una vez finalizada la guerra y esbozó una frase que representa la valentía de todos aquellos combatientes que lucharon por el país hasta el último segundo.
“La desmalvinización nos generó mucha tristeza. Nos fuimos con aplausos y volvimos tapados. No fallamos, estábamos en guerra. El insomnio y las pesadillas nos invadían. Nadie le quería dar trabajo a los excombatientes“, garantizó conmovido.
Y tras unos segundos de pausa, agregó: “Hubiese querido estar muerto por Malvinas. Dios me trajo de vuelta y por algo será“.
Amor en tiempos de guerra
“No todo era malo. También hay anécdotas lindas“, afirmó Chiappa.
En plena guerra, cientos de argentinos enviaban cartas a quienes se encontraban en el campo de batalla. Fue puntualmente una de ellas titulada “A mí hermano que combate en Malvinas“, la que llamó la atención de Ricardo.
Lo que nunca imaginaría es que, aquella correspondencia, sería el puntapié que lo llevaría a querer pasar el resto de su vida en el sur mendocino.
“Llegó una carta de una chica de Bowen y yo le respondí. Así comenzó todo“, indicó el veterano nacido en Misiones.
“Luego, comenzamos con las postales, las cartas de enamorados y las fotos. Finalmente, un día nos pusimos de novios“, contó sonriente.
Ricardo y Ely llevan más de cuatro décadas juntos y son padres de cuatro hijos. Actualmente, el hombre asegura que acompañar a su esposa fue “su mejor decisión” y se reconoce orgulloso como un alvearense más.
“Elegí a mi esposa y no me arrepentí nunca. Mis hijos me agradecen por el tiempo compartido con ellos. Amo Alvear y voy a morir acá“, expresó.
Aliviar el dolor
Cada 2 de abril, y todos los días del resto del año, Ricardo no solo lucha por mantener vivo a través de numerosas actividades el honor de los veteranos y los caídos en la guerra de Malvinas, sino que también recuerda emocionado aquello que sucedió más de cuatro décadas atrás.
Si bien el hombre plantea que muchos de sus compañeros regresaron a las Islas en búsqueda de alivio, él asegura que, por el momento, no volverá.
“Todos los veteranos necesitan volver. Muchos regresaron aliviados, pero no curados. No puedo ir aceptando que me sellan un pasaporte como si entrara a otro país”, expresa con lágrimas en sus ojos.
Y concluye con una frase que se repite con fuerza y marca a fuego el corazón de todos los argentinos: “Las Islas Malvinas son y serán argentinas“.
Fuente:El Sol/Por:Victoria Fierro
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