De cosechar ajo en San Carlos a una maestría en Francia: la historia de Macarena
Macarena Martínez (30) mira hacia atrás y confiesa que todavía no puede creerlo: hasta hace poco cosechaba hortalizas en una finca de San Carlos y ahora, como licenciada en Administración egresada de la UNCuyo, se codea con colegas de todo el mundo durante su maestría en la Université de Pau et des Pays de l'Adour, en Francia.
Concretamente, está realizando una maestría en Gerenciamiento de Negocios Agroindustriales (Magnagro), gracias a un convenio entre la UNCuyo, donde ella trabaja, y la Universidad de Pau, en el sur del país galo.
“Desde acá sigo llamando a mis padres todos los días porque sé que están en plena cosecha de ajo, zanahoria y tomate. Siempre hemos trabajado juntos”, señala Macarena en diálogo con Diario UNO, orgullosa de sus raíces bolivianas.
Partió en enero para realizar esta maestría vinculada con la administración agrícola, una posibilidad que logró gracias a su desempeño en el área de administración y finanzas de la UNCuyo.
“Trabajo en un entorno inmejorable y con un equipo humano maravilloso que me alentó a dar este paso en Francia. Sin embargo, mi sueño es trabajar en el emprendimiento familiar, administrar la finca y el negocio de mi padre para que progrese”, afirma.
Una alumna destacada que hoy realiza una maestría en Francia
Macarena fue una alumna destacada que, para poder avanzar en su carrera, contó con el apoyo del Fondo de Becas (FONBEC), una iniciativa que ayuda a estudiantes de bajos recursos a completar sus estudios.
“Mi papá el día de mañana no podrá seguir trabajando y sé el esfuerzo que hizo”, agrega.
Este semestre en la universidad del sur de Francia representa un gran aprendizaje para Macarena, aunque también un desafío.
“Nunca había viajado sola. El idioma y la cultura son diferentes, pero me adapté. Una vez finalizada la maestría, intentaré pasear un poco antes de regresar a Mendoza”, cuenta.
No es la primera vez que Macarena realiza una experiencia académica lejos de casa. En 2019, cuando era estudiante universitaria, surgió una oportunidad impensada para ella: cursar materias en otros países a través de un programa de intercambio.
Otra experiencia en Estambul y el amor a sus orígenes bolivianos
“Como sé inglés, pensé en Estados Unidos, pero la matrícula debía pagarla en dólares. Surgió Turquía como opción, aunque nunca había oído hablar de Estambul. Gracias a una beca para los pasajes y a una ayuda mensual, viví una experiencia increíble”, recuerda.
Hoy, Macarena no deja de agradecer, aunque también es consciente de que nada llegó de regalo y que la decisión de sus padres de brindarle estudios fue clave: “Sin ellos, nada de todo esto hubiera sido posible”, destaca.
Paso a paso hasta el día de egresar como licenciada en Administración
El 2021 marcó un antes y un después en la vida de Macarena Martínez. Al defender su tesis sobre la "Organización interna de una empresa familiar agrícola", culminó su camino como estudiante de la licenciatura en Administración en la UNCuyo.
Mientras hablaba frente al tribunal, sintió que repasaba su historia como si fuera una película.
Cada recuerdo la transportó a La Cañada, en el distrito de La Consulta, San Carlos, donde creció viendo a sus padres, Elio y Mónica, trabajar sin descanso en la cosecha de ajo, cebolla, zanahoria, tomate y papa. Su familia había emigrado desde Bolivia con la esperanza de un futuro mejor, y esa búsqueda de oportunidades la marcó desde pequeña.
Aquella jornada en la universidad fue inolvidable. Entre el público, sus padres la miraban con orgullo. El momento en que escuchó a la locutora decir “licenciada Martínez” quedó grabado en su memoria.
“Cuando vi la expresión de mi mamá, entendí que todo el esfuerzo había valido la pena. Me di cuenta de que los sacrificios y las jornadas bajo el sol en la finca habían quedado atrás. Mi papá es serio y reservado, pero cuando terminó el acto, me pidió una foto juntos. Ahí supe cuánto significaba para él”, cuenta Macarena.
Un sueño que sigue creciendo desde Francia
Macarena tiene un objetivo claro: impulsar el emprendimiento agrícola que su padre levantó con años de trabajo y dedicación. Recuerda con claridad la imagen que la marcó desde la infancia: sus padres llegando exhaustos a casa, su madre con dolor de espalda y su padre masajeándole la cintura para aliviar el cansancio. “Verlos así cada día me hizo entender que debía buscar un camino diferente”, reflexiona.
Desde muy pequeña, alternaba entre la escuela y el campo. A veces quedaba al cuidado de su abuela, pero en muchas ocasiones acompañaba a sus padres a la finca, sin importar si era verano o invierno. Aprendió el oficio, pero también comprendió que la educación era su mejor herramienta para cambiar su destino.
La universidad como motor de cambio
La escuela rural a la que asistía estaba a siete kilómetros de su casa. “Incluso llegar hasta la parada del micro era un desafío”, recuerda. Gracias a la insistencia de su madre, lograron que el colectivo la dejara en la puerta del colegio.
A pesar de las dificultades económicas, su mamá siempre la incentivó a estudiar, incluso inglés. Aunque en ese momento no entendía su importancia, con el tiempo descubrió que ese conocimiento le abriría muchas puertas.
Tras finalizar la secundaria con excelentes calificaciones, encontró en la Administración una carrera que combinaba su interés por los negocios con su deseo de superar la timidez. Fue en la universidad donde una amiga le habló sobre el FONBEC, una iniciativa que apoya a jóvenes de bajos recursos a través del aporte de padrinos y madrinas.
“Conseguí la beca. El requisito era aprobar una cantidad determinada de materias por año, y me comprometí al máximo. Lo mejor era que cada año nos reuníamos en Buenos Aires con otros becarios para compartir experiencias, con todos los gastos cubiertos”, relata.
Hoy, con su título en mano y un futuro prometedor por delante, Macarena -egresada de la UNCuyo- sigue apostando por el crecimiento. Siempre con una gratitud inmensa hacia sus orígenes.
Fuente:Diario UNO
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